Yacxenia González
El reto que hemos enfrentado los docentes a nivel mundial en el siglo
XXI ha sido desafiante y acelerado, especialmente este año 2020, a levantar un
proceso educativo digital de manera apresurada, debido a la emergencia de la
pandemia COVID-19. En consecuencia, los docentes se han
convertido en uno de los actores principales para dar movilidad a los procesos
de enseñanza y aprendizaje de las instituciones educativas en este nuevo
escenario, organizando, diseñando, analizando, participando y retroalimentando,
con su acto pedagógico y didáctico los ambientes pedagógicos digitalizados, los
cuales han podido dar cierta permanencia a la oferta educativa de cada
institución educativa.
El presente ensayo nace de reflexionar sobre la profesión docente en el nuevo contexto educativo
y en este sentido encontrar
respuestas a nuestras interrogantes para, de esta forma, abrir caminos por los
que se pueda transitar con la finalidad de apropiarnos de los elementos que nos
permitan transformar las prácticas profesionales y sumarnos a los esfuerzos de
aportar una educación acorde a las necesidades de los nuevos tiempos.
¿Cómo debe ser la profesión docente en el nuevo
contexto educativo?
A través de la historia los docentes han tenido
la gran responsabilidad de tomar y moderar al ciudadano que desea la sociedad
por lo que en la actualidad han surgido muchos cambios en la forma de mejorar
la calidad de nuestra enseñanza, por lo que debemos prepararnos hacia tal
compromiso.
Los docentes hoy en día desempeñan un papel
muy importante en esta era de nuevas tecnologías y es por eso, por lo que se necesita
tener maestros preparados para que puedan guiar a través de sus enseñanzas a
los estudiantes. Ello implica para los y las docentes competencias
profesionales complejas, que combinen habilidades, principios y conciencia del
sentido y las consecuencias de su práctica.
Al respecto (Vélez, 2006, p.56), alude
que la educación debe implementar modelos educativos basados en competencias que tengan como objetivo principal “dar respuesta a los nuevos requisitos que demanda el mundo actual, por lo que sugiere que la educación debe ser más flexible, abierta y más asociada con el sector productivo y con el entorno en que el individuo vive y se desarrolla”. En este sentido, como
docentes comprometidos con nuestra vocación cabe preguntarse, ¿Cuáles
son las competencias necesarias para que el profesional de la docencia asuma
esa profesionalización en la institución educativa?.
Considero que debemos desarrollar
competencias tecnológicas para saber qué hacer y cómo utilizar esas
herramientas de las nuevas tecnologías educativas; poseer competencias sociales
y de comunicación, que nos permitan dar retroalimentación a los procesos de
grupo y trabajo en equipo, adquirir competencias teóricas, es decir, nuevos
conocimientos y nuevas teorías del aprendizaje y de la comunicación en
situaciones profesionales; así como también competencias sicopedagógicas, para
el dominio de métodos de enseñanza con la ayuda de herramientas multimedia
informatizadas y métodos de individualización del aprendizaje.
Recordemos que el saber hacer del docente, en
consecuencia, se completa y enriquece en la experiencia individual y colectiva
en un proceso de sucesivas reelaboraciones; nuestra competencia profesional se
refiere tanto al capital de conocimiento del que disponemos como a los recursos
intelectuales que hacen posible la ampliación y el desarrollo del conocimiento
profesional, flexibilidad y profundidad.
En la conferencia “Reinventar la docencia
siglo XXI”, dictada por el Dr. Ángel Díaz Barriga, plantea diferentes desafíos
para el trabajo de la docencia como reconstruir el sentido de la pedagogía y la
didáctica, asumir la docencia como profesional de la formación y del
aprendizaje.
Esta nueva era requiere un profesional de la
educación distinto marcado por el conocimiento,
la globalización y los cambios radicales, teniendo como reto asumir la docencia como profesional de la formación y del
aprendizaje; tal formación, exige docentes
comprometidos con el proceso pedagógico, implicados en la labor educativa en
donde el papel no es tan solo enseñar, explicar y examinar los conocimientos
que tendrán una vigencia limitada sino ayudar a nuestros estudiantes a “aprender
a aprender” a reflexionar en la necesidad que hay que adquirir una formación
integral en una cultura de cambio que apunte a promover su desarrollo cognitivo
y humano mediante actitudes críticas y aplicativas en las que como docente
debemos ser un modelo a seguir.
Si bien es cierto en la
actualidad y sobre todo por la pandemia el rol del docente ha sido duramente
cuestionado y criticado en su acción
pedagógica con una formación y una disponibilidad de recursos que tienden a ser
insuficientes para los retos que exige el nuevo contexto educativo; no obstante
muchos docentes tuvimos que reinventar los
procesos de enseñanza para permitir la continuidad del aprendizaje desde casa
durante la emergencia y enfrentar grandes retos de manera que en estos tiempos
de transformación y cambio, ha sido una nueva oportunidad de aprendizaje tanto
para los alumnos como para los docentes. Veo que nuestro rol docente se
ha fortalecido y valorado, y nos resta hacer las transformaciones pertinentes
en lo que en esta improvisación no ha funcionado bien, centrémonos en que esta
ha sido una oportunidad novedosa de aprender de lo vivido, de desafiarnos a nosotros
mismos, de salir de nuestra zona de confort, de innovar, crear, de formarnos
para el futuro tecnológico obligante.
Para recuperar ese prestigio
docente abogo, por la postulación de una enseñanza
interdisciplinaria, así como incorporar las TIC al desarrollo profesional para
avanzar de acuerdo con los tiempos, con las demandas sociales y con los
intereses de los estudiantes para que identifique sus propias potencialidades. Como docentes debemos ser agentes de cambios, ingeniosos,
mantener los ojos abiertos con los avances tecnológicos, abrazando las nuevas
oportunidades a medida que surgen, también debemos ser precursores en compartir
ideas, inspirar y motivar no significa enseñar de forma diferente, sino enseñar
con mejores herramientas posibilitando la
construcción de un mejor futuro.
CONCLUSIONES
- Es necesario validar y enaltecer la labor docente con todos los elementos constitutivos y de posicionamiento que requiere una profesión de tan alto valor social.
- El perfil imperativo del docente requerido será el que esté presto a alfabetizarse digitalmente en nuevas tecnologías, lenguajes y saberes emergentes, con ello podrá mejorar su práctica y, en la medida de lo posible, formará mejor a sus estudiantes.
- De cara al futuro, la profesión docente exigirá docentes más competentes en el ámbito digital y en nuevas metodologías de enseñanza y apostarán por la educación integral de sus alumnos, así como en la manera de afrontar y resolver nuevas situaciones educativas derivadas de nuevas realidades sociales y culturales.
- Ser docente es probablemente la profesión más transformadora de la realidad ya que es la formación del ser humano en su integralidad.
Bibliografía
Barriga, D. Á. (Recuperado 05/03/22). Reinventar la
docencia en el siglo XXI. Obtenido de
https://www.youtube.com/watch?v=nqjQEvW6QHM
Paulino Carnicero
Duque, P. S. (Recuperado 05/03/22). Nuevos retos de la profesión docente.
Obtenido de
http://www.ub.edu/relfido/docs/NUEVOS_RETOS_DE_LA_PROFESION_DOCENTE.pdf
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